Un día traté de dibujar un gato, aprovechando que tenía un modelo muy quieto en el escritorio. Hice unos trazos rápidos, quise correr para terminar su imagen antes de que se despertara.
Pero creo que no soy muy buena para seguir el modelo, porque de pronto apareció una familia moniconga invadiendo el pobre gato.
Unos meses después intenté dibujar otro gato sin modelo. Pensé que era más sencilo pintarlo de espaldas, pero no hubo caso. Otra vez el gato pasó a un segundo plano. Los monicongos siempre quieren llamar la atención.
Prometo seguir intentando. Ahora tengo un libro que ayuda, se llama Cómo dibujar animales :)
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